La transición energética en las ciudades es mucho más que el coche eléctrico

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Como sucede cuando se plantea en términos globales, el debate sobre la contaminación y la energía en las ciudades sufre, en demasiadas ocasiones, de una alarmante simplificación. El foco se suele poner en la movilidad, y más concretamente en la necesidad de fomentar los vehículos eléctricos. Sin embargo, como explica al detalle nuestra declaración para la conversión energética en las ciudades, se trata de un proceso que abarca todo tipo de fenómenos: la movilidad es esencial, sí, pero también hay que tener muy en cuenta otros aspectos como la rehabilitación residencial, la colaboración público-privada o las infraestructuras eléctricas.   

Por ese motivo la reciente mesa ‘El reto de la transición energética en las grandes ciudades’, organizada por la Asociación para la Transición Energética en colaboración con el diario El Confidencial, tocó temas tan aparentemente heterogéneos como la logística de la última milla, las calderas de carbón, el consumo de proximidad o el impacto de las desigualdades económicas entre barrios ante este proceso de transición. El panel contó con la participación de Inés Sabanés, diputada de Más País Equo y exdelegada de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento de Madrid; Antonio Cordón, presidente de la Asociación; Javier Santacruz, economista y Miguel Aguado, experto en sostenibilidad.

Cordón inició su intervención recalcando que el reto de la transición energética es complicado: “Es una revolución, pero distinta a todas las que hemos conocido, porque nos viene impuesta, y no la llevamos a cabo para vivir más despreocupados”, si no acuciados por un problema creciente, explicó.

Por eso es más importante que nunca el diálogo, entre administraciones y también entre lo público y lo privado. Y en el caso concreto de la transición energética en las ciudades, la implicación de todos y cada uno de los individuos cobra especial importancia. “La transición energética se juega en las pequeñas decisiones de los habitantes de la ciudad, de las comunidades de vecinos…”, recalcó Santacruz. Por eso, se necesita pedagogía y lograr que todos se beneficien, de una forma u otra, de la transición, “porque si no se va a encontrar con grandes resistencias. No de palabras, pero sí de hechos”, vaticinó Cordón.

Sabanés y Aguado pusieron el foco en la oportunidad del momento, en el que también influyen algunos cambios sociales que se han vivido en los últimos meses a raíz de la pandemia. Aguado señaló por ejemplo el auge del comercio de proximidad. Por su parte, la diputada de Más País Equo se mostró contraria a la idea de que estos procesos pueden perjudicar a las rentas más bajas de la sociedad: “En contra de lo que se dice, a quién favorece más la transición energética es a las poblaciones más desfavorecidas. Por ejemplo, la apuesta por las renovables supone a la larga más autonomía, más autoconsumo y mejor precio, además de ser una magnífica inversión para el conjunto del país”.

Todo forma parte de un complejo puzle, que en el caso de las grandes ciudades trasciende sus límites geográficos. “Cuando hablo de electrificación de la ciudad, no hablo de quien se compra un coche eléctrico. Hablo de las redes de transporte colectivo, de los puntos de recarga, de los vehículos de logística… y de un proyecto que da vida a empresas de nuestro país”, afirmó Sabanés.  Por su parte, Santacruz pidió que las grandes ciudades lideren la rehabilitación de vivienda y la descarbonización del transporte de mercancías en su ámbito, además de dedicar “todo su esfuerzo” al impulso de las renovables. “No nos podemos quedar otra vez atrás”, remachó Sabanés: “La transición energética es una oportunidad y tenemos que coger ese tren”.  

Video-resumen del encuentro (Fuente: El Confidencial)