El Consejo de Ministros autorizó el pasado 3 de agosto, con condiciones, la inversión del fondo australiano IFM en la sociedad española Naturgy. Esta operación es una muestra de la confianza de los inversores internacionales en la transición energética en España, así como en la solidez de su tejido económico.
Leer másActores de la transición
Reescribiendo el pasado de la regulación: réplica a la Sra. Maite Costa
La Sra. Maite Costa, en una reciente entrevista publicada en el periódico El Mundo, ha realizado algunas afirmaciones que deben tener réplica. Dice la Sra. Costa que “los usos de la energía deben acomodarse al momento en el que el precio es más apto para su consumo”, y aunque parece referirse a los beneficios de las nuevas tarifas horarias, ojalá hubiese tenido este criterio en su etapa de presidenta de la CNE, para habernos evitado a todos los consumidores los sobrecostes que se originaron con la apuesta por tecnologías renovables que en aquel momento eran inmaduras, ineficientes y carísimas.
Leer másEndesa y los costes extra del anacrónico modelo energético de las Islas
Malas noticias para Endesa. La empresa controlada por la SOE italiana Enel (empresa de titularidad estatal dado que rebasa el 20% de su capital) tiene que devolver al sistema eléctrico 359 millones de euros, según reciente resolución de la Dirección General de Política Energética y de Minas, respecto a la liquidación de 2015 de los costes extra de la actividad de producción en los sistemas energéticos no peninsulares.
Leer másDividendos, transición energética y sectores estratégicos
Los avances en el proceso de transición energética han sido notables en los últimos meses, centrándose el trabajo y la intervención de las políticas y la regulación sobre las tecnologías, las inversiones y los calendarios de des-carbonización. Sin embargo, elementos igualmente relevantes que los anteriores como la ‘salud’ de los actores de dicha transición (desde los productores de energía hasta los distribuidores, pasando por los sectores afectados, las redes e infraestructuras y por supuesto los clientes-consumidores) quedaron en un segundo plano, dando por hecho que tendrían suficiente capacidad tecnológica, económica (condicionada a las ayudas que cuentan con recibir y anunciadas a bombo y platillo por las autoridades nacionales y europeas) y financiera para sostener la reconversión energética.
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