“Renovables sí, pero no así”: lo que está detrás del boom de plataformas locales contra las renovables

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En los últimos meses están proliferando plataformas, asociaciones y movimientos de diverso tipo en diferentes partes del territorio nacional con una bandera muy concreta: la oposición a la extensión de las energías renovables. Es una ola con influencia creciente, pero con un recorrido limitado, tomando en consideración los objetivos que como país tiene que cumplir España siendo Estado Miembro de la UE y dada la elevación de ambición climática pactada en la COP26.

A pesar de la necesidad de cumplir con estos objetivos, los opositores a las renovables se afanan en convocar manifestaciones para mostrar su rechazo, pero sin mostrar un modelo alternativo factible. Es el caso de la manifestación convocada el 16 de octubre en Madrid bajo el lema «Renovables, sí; pero no así», convocada por la Alianza Energía y Territorio (Aliente) para hacer oír en la capital de España su propuesta de un modelo de transición ecológica distribuido. 

Esta salida pública tuvo que “competir” con otras concentraciones más mediáticas, como la que reunió por la mañana a pensionistas de todo el país, que fue muy difundida en los medios; o la que concentró, coincidiendo en tiempo y lugar, a anarquistas y antisistema que reclamaban amnistía total para los presos políticos y clamaban contra el estado policial, y que provocó un fuerte dispositivo policial que creó cierta confusión. 

En este contexto, la manifestación de Aliente se mostró pacífica y bastante festiva, y contó con la participación de una veintena de organizaciones y plataformas de carácter eminentemente local llegadas desde todas las partes de España, y que desfilaban cada una de ellas tras su propio cartel reivindicativo, plagado de alusiones a particularidades propias. 

En total eran alrededor de 1.500 personas que clamaban al unísono lemas genéricos coordinados, pero que no podían ni querían disimular su procedencia fijando su objetivo en su entorno particular. De esta manera, entre los manifestantes se podía ver gente de todo tipo, pero principalmente público maduro con estética de carácter rural y progresista.

En cualquier caso, aparte de los carteles de cabecera que llevaba cada una de las plataformas locales participantes, se prodigaron pequeños carteles de manufactura casera con lemas coordinados para todos los grupos del tipo: “Eléctricas, nada éticas”. “Renovables, bien rentables”, “Democratizar el colocar renovables adaptables”, “Renovables, ya: A escala vecinal, no del gran capital”, “+ Renovables. – Eléctricas”, pero, sobre todo, el insistentemente coreado “Renovables si, pero no así”.

La convocatoria tenía como objetivo hacer oír en la capital la propuesta de la organización de “un modelo de transición distribuido y justo, que no se limite a reemplazar los combustibles fósiles por fuentes de generación renovable a gran escala”, y una solicitud general de “democratizar el acceso a la energía y reducir su impacto ambiental”, pero sobre todo, “evitar que los beneficios de estas nuevas tecnologías, impulsadas por los fondos europeos con miles de millones de euros, se queden en manos de las grandes empresas del sector que controlan los precios del mercado”.

De esta manera, los intervinientes en el acto central coincidieron en destacar la necesidad de “una concienciación social para conseguir una transición energética que ponga los beneficios para las personas por delante de los de las grandes compañías”, mientras que de cara a las administraciones, trasladaban la propuesta de “una revisión completa del modelo energético, con un enfoque científico, medioambiental y social, que permita enfrentar el cambio climático pensando en el futuro del planeta y no en la rentabilidad inmediata de la industria”.

Entre los participantes en el acto destacaron naturalistas mediáticos como Joaquín Araujo y Odile Rodríguez de la Fuente, y dirigentes de Aliente como su portavoz Diana Osuna, o su líder Luis Bolonio, que jalearon a los allí concentrados tras un comunicado de agradecimiento, que fue leído en español, vasco, gallego y catalán, y que tenía como objetivo remarcar el carácter transnacional del evento. 

Como fin de fiesta, actuó un cantante de rap que ha compuesto un tema que coincide en lo básico con los argumentos defendidos por los organizadores de la manifestación, pero que dejó un poco fría a la audiencia, seguramente al no coincidir el estilo musical con la edad y los gustos del público asistente.

Para finalizar, se proyectó un video en el que se recogían algunos lemas de la manifestación, y que se convirtió en una suerte de “álbum de fotos” de las diferentes movilizaciones desarrolladas por las plataformas a nivel local, que jaleaban la proyección cuando aparecían sus representantes locales.

En conclusión, podría decirse que, con esta concentración capitalina, los dirigentes de Aliente podrían haber conseguido erigirse definitivamente como representantes y portavoces a nivel nacional de todo el cúmulo de plataformas locales y vecinales que han ido surgiendo en los últimos tiempos a lo largo y ancho del país, arrogándose la representatividad de estas. 

Sin embargo, parece claro que los intereses particulares de estas plataformas son estrictamente locales, y que poco más van a aportar a esta alianza que ser una más entre las 180 organizaciones que la componen, o acudir a concentraciones de carácter festivo como la del pasado sábado para vociferar en la capital, y regresar luego a su lugar de origen para continuar con sus reivindicaciones locales.